jueves, 19 de febrero de 2009

Divagando...

Si hablamos de la honestidad, me permito decir, que soy una persona sumamente honesta, no sé si esté bien o esté mal, en realidad no me importa, pero no hay nada mejor que decir las cosas de frente, de no guardárselas, la gente a veces se guarda tantas cosas, acumula tanto, que después no sabe como deshacerse de todo eso, acumula rencores, resentimientos, culpas, se guarda un sin fin de mierda, que no le sirve para nada, y se enferman, se aniquilan poco a poco con el tiempo, y mueren jóvenes, es muy triste pero es algo tan real.

El poder de comunicarse.

Creo que yo no podría dejar de escribir jamás, para mí escribir es como respirar, es algo que necesito, aunque debo confesar que hay momentos, donde mantengo una pausa, y descanso, y me siento bien, pero luego vuelve a mí, esa necesidad de expresar todo aquello que llevo dentro, y definitivamente, no puedo dejar de hacerlo, ni quiero dejarlo.

Siempre he creído, que necesitamos aprender a expresar nuestro sentir con las personas que nos rodean, sobre todo con nuestros seres queridos, aunque debo admitir que puede resultar muy difícil, pero aunque a veces no nos comprendan, debemos ser más inteligentes nosotros, y juzgar menos, y amar más, la gente avanza a su propio ritmo, y nosotros al nuestro, pero en la tolerancia, hay mucho para poder continuar sin mayor conflicto.

Amar, es una palabra que conlleva responsabilidad, autonomía, fuerza, y sobre todo una carga emocional infinita, que nos distingue, que nos hace únicos y nos vuelve vulnerables.

Pero que al mismo tiempo nos hace ser y hacer, las cosas más impresionantes, y trascendentales de la vida... nos vuelve lo más bello y lo más hermoso, así como en lo opuesto, el odio, nos convierte en monstruos, pero en fin, nosotros somos dualidad, somos como el ying y el yang, somos negro y blanco, pero hay que tratar de estar en balance, y procurar ser mejor de lo que ya somos.