jueves, 2 de abril de 2009


Ya ves...

Olvidando las grandes derrotas,
los besos cansados de ofrecer la miel,
los versos rotos y sin eco,
buscando tu vacío en la soledad.

Nada queda, más que un par de recuerdos,
los llevo en la mente, en la salida de mis grietas,
en la piel que una vez te enredaste,
y que mañana tal vez olvidarás.

A veces duele la memoria,
a veces el corazón,
pero pesa más el olvido,
y la recreación.

La viva carne que hoy se purifica,
se hace luz, se hace fuerte,
y se eleva en la piel, en el alma,
cada vez que tu adiós me dolía.