En la inocencia de la noche, deambulo en sombras perdidas,
tu ausencia me ha inquietado, y aún consigo conservar la calma,
los espacios y puntos suspensivos, mi necesidad de amar, de entregarme,
el miedo que siento a veces, por sentirme vulnerable, por sentirme frágil,
y fácil presa de ser herida...
El gran temor a equivocarme, a idealizar una imágen que no veo, que no me planteo,
que no puedo oler ni definir, que no puedo palpar, que aún no descifro,
y me crea ansiedad, me crea incertidumbre, y a la vez mi corazón me dice tanto...
Sé que se puede equivocar...
¿pero, qué me queda?
Vivir, sólo vivir y sentir...