Y en la orilla del mar,
mientras rozo el instante,
la luna se vuelve mía,
la siento tan dentro de mi,
sus manos frías abrazan mi cuerpo,
y la noche es testigo de arenas y amores,
de días con eternidad...
Ampliando visitas,
anhelando sueños,
volviéndome prisa,
calma, silencio...
-y tempestad-