miércoles, 7 de enero de 2009

Un adiós

Foto: por Anna Flota

Esta vez, aunque no encuentre el sentido, sigo caminando,
el miedo puede comerme, puede devorarme,
y deluirme si quiere, pero sigo aquí,
entera, algo adolorida, pero en pie.

Te vas, cada vez te alejas más,
algunos recuerdos intentan atormentarme la cabeza,
algunos me mueven el corazón,
sobre todo aquellos cuando fui feliz.

Luego pienso, luego medito, luego me doy cuenta,
que a la vez, yo hacía todo por las dos,
más tu no te dabas cuenta, como me dolía tu silencio,
tu rechazo, tu indiferencia premeditada,
y yo me callaba, para no pelear, pero
dolía, me dolía, muy adentro, me herías.

Ya no me podía quedar, lo sabía,
era una muerte lenta, serena, pero hacia allá iba,
no había un destino de dos,
no había un amor eterno para toda la vida,
no había tal, aunque a veces me mentía creyendo que sí.

Aferrándome a lo incierto, a un repentino cambio,
a un milagro que pudiera salvar este amor,
todo se iba a la deriva,
el eco frío de tu voz,
la ausencia de caricias,
de palabras,
la falta de un toque mágico,
de una mirada suave,
todo se fue...

Aún así persistí, aún así no me marché,
luché hasta el final,
con el abrazo forzado,
con el beso prometido,
pedido, más no regalado,
con las manos vacías,
y a la vez deseosas de dar.

No se puede forzar, no se puede pedir más,
la derrota ahí está,
nada queda,
la lucha se ha terminado,
y así me voy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario