miércoles, 6 de enero de 2010

A pocas horas

A pocas horas
mi mente te despeina,
a pocas horas
el verso se me añeja,
más ni el tiempo, ni el espacio,
arrebata mis sentidos,
es tu ausencia y el vacío,
que recuerda a mis instintos.

Es tu aroma a vainilla,
es tu cama que era mía,
es tu almohada aquel pretexto,
tu mirada, queriendo lento.

No te amo ni te olvido,
no me río ni vacilo,
no intento, ni suspiro,
solo espero, con el tiempo,
recorrer mi propio camino.
En tu rostro me recuerdas,
en la boca tu me llevas,
en tus pasos, en tu andar,
en tu alma estoy tatuada,
en tu simple respirar...

Más en mi no queda nada,
más que partes olvidadas,
una luna, un collar,
unas notas, y mi andar.

Despido tu risa y tu despiste,
despido tu loca soledad,
y mis noches las bendigo,
por mi paz y mi tranquilidad.

Ya no lloro en agonía,
ya no me atas a tu pesar,
mis pasos son más libres,
mi alma, en entrega total...
Encontrando, buscando,
a pocas horas...
más nunca dejando de amar.

2 comentarios:

  1. Es tu cama que era mía.

    Muy lindo, prometedor también me ha resultado saber que a pocas horas los sentimientos puedan ser manejados como lo has descrito en tu texto.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Muy bien que tus pasos ya sean más libres, nunca deben estar atados ni al mismo piso para así poder volar de vez en cuando. Y muy bien también que no hayas dejado de amar.
    Un texto bien claro e íntimo como solo tu los haces.
    Un abrazo Anna

    GloW

    ResponderEliminar